Ambiente acogedor y servicio impecable siempre han complementado los productos de primera calidad que se ofrecen. Ubicado en la calle Ramal de Llers, el establecimiento funciona desde hace un montón de años, un hito nada fácil de conseguir actualmente.
El nombre de El Corral de Llers proviene de su situación concreta: es una casa vieja de pueblo la que, antiguamente, como la gran mayoría de las casas, tenía un corral en la planta baja (donde ahora está el restaurante).
Es bien sabido por las opiniones realizadas por la clientela de El Corral que hay siempre asegurado un trato muy agradable, atento y servicial. La calidad de los productos servidos es, asimismo, garantizado. Las patatas de Olot o los pinchos de cerdo o de pollos son algunos de sus platos estrella, junto con los embutidos. Con respecto a este último producto, mucha gente encarga tablas de embutidos ibéricos ampurdaneses y andaluces o simplemente de jamón para compartir en cenas familiares, de amigos, de empresa o celebraciones más voluminosas.
La carta está dividida básicamente en tres grandes ámbitos: ensaladas, embutidos y carnes a la brasa. El Corral de Llers abre todos los días excepto los miércoles (y los domingos por la noche durante el invierno), de la mañana a tres y media de la tarde y las seis de la tarde a las once de la noche. Así, además de ofrecer tanto desayunos como comidas y cenas, vale la pena subrayar que el Corral de Llers, además, incorpora una tienda para vender la gran mayoría de productos que se sirven en el restaurante.
Reportaje de La Revista CRAE / Año 2016